Tu corazón ya no está roto ni tampoco herido, sólo oxidado.
Oxidado de los amores que no aman de la forma correcta. Porque llega un día en el que descubres que con el amor no basta si no es el correcto. No basta si es a ratos con cuentagotas y a ratos a cascadas incontrolables. Tanta intensidad no compensa tantos quebraderos de cabeza.
Pero te dices que debe haber otra forma. Otra en la que sea tan fácil como respirar y a la vez tan fuerte como para hinchar tu corazón y arrancarle esa capa de óxido que lo cubre por todos lados, por culpa de los amores que se han llevado partes de él y han dejado eso: resignación, malestar, confusión, cinismo y óxido.
El amor no basta. Pero sólo se dan cuenta aquellos que han conseguido que sus corazones sigan latiendo con sus piezas bien ancladas pero con ese pequeño hueco, ese vacío tan dentro. En un claustrofóbico abismo deseando que la próxima vez nos lo rompan por completo en vez de querernos de esta forma.
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